Inventar es ver de nuevo. Los inventores a menudo imaginan una nueva idea, viéndola en el ojo de su mente. Pueden surgir nuevas ideas cuando la mente consciente se aleja del tema o problema, cuando el enfoque del inventor está en otra cosa, o mientras se relaja o duerme. Una idea novedosa puede surgir en un instante: ¡un Eureka! momento. Por ejemplo, después de años de trabajar para descifrar la teoría general de la relatividad, la solución le llegó a Einstein repentinamente en un sueño "como un dado gigante que deja una impresión indeleble, un enorme mapa del universo se perfila en una visión clara". Las invenciones también pueden ser accidentales, como en el caso del politetrafluoroetileno (teflón).
La perspicacia es también un elemento vital de la invención. Puede comenzar con preguntas, dudas o una corazonada. Puede comenzar reconociendo que algo inusual o accidental puede ser útil o que podría abrir una nueva vía de exploración. Por ejemplo, el extraño color metálico del plástico producido al agregar accidentalmente mil veces más catalizador llevó a los científicos a explorar sus propiedades similares a las del metal, inventando plástico conductor de electricidad y plástico emisor de luz, un invento que ganó el Premio Nobel en 2000 y ha condujo a iluminación innovadora, pantallas de visualización, papel tapiz y mucho más (ver polímero conductor y diodo emisor de luz orgánico u OLED).
La invención es a menudo un proceso exploratorio, con un resultado incierto o desconocido. Hay fracasos así como éxitos. La inspiración puede iniciar el proceso, pero no importa cuán completa sea la idea inicial, los inventos generalmente deben desarrollarse. Los inventores suelen ser famosos por su confianza, su perseverancia y su pasión. Las ideas para las invenciones pueden desarrollarse en papel o en una computadora, escribiendo o dibujando, mediante prueba y error, haciendo modelos, experimentando, probando y/o haciendo la invención en su forma completa. La lluvia de ideas también puede generar nuevas ideas para un invento. Los procesos creativos colaborativos son utilizados con frecuencia por diseñadores, arquitectos y científicos. Los co-inventores se nombran con frecuencia en las patentes. Ahora es más fácil que nunca que las personas en diferentes lugares colaboren. Muchos inventores mantienen registros de su proceso de trabajo: cuadernos, fotos, etc., incluidos Leonardo da Vinci, Thomas Jefferson y Albert Einstein.
En el proceso de desarrollo de una invención, la idea inicial puede cambiar. La invención puede volverse más simple, más práctica, puede expandirse o incluso puede transformarse en algo totalmente diferente. Trabajar en un invento puede dar lugar a una serie de nuevos inventos. Solo hay un país en el mundo que otorgará derechos de patente para una invención que continúa siendo parte de una invención en una patente previamente presentada: Estados Unidos.
La creación de una invención y su uso pueden verse afectados por consideraciones prácticas. Los inventores visionarios suelen colaborar con expertos técnicos, fabricantes, inversores y/o gente de negocios para convertir una invención de idea en realidad, y posiblemente incluso para convertir la invención en innovación. Sin embargo, hay inventos que son demasiado caros de producir e inventos que requieren avances científicos que aún no se han producido. Estas barreras pueden erosionarse o desaparecer a medida que cambia la situación económica o se desarrolla la ciencia. Pero la historia demuestra que convertir la idea de un invento en realidad no siempre es un proceso rápido o directo, incluso en el caso de inventos fabulosos. Pasaron siglos para que algunos de los inventos de Leonardo da Vinci se hicieran realidad.
Las invenciones también pueden volverse más útiles después de que pasa el tiempo y ocurren otros cambios. Por ejemplo, el paracaídas se volvió más útil una vez que el vuelo propulsado fue una realidad. Algunas ideas de invenciones que nunca se han realizado en la realidad pueden obtener protección por patente. Una invención puede servir para muchos propósitos. Estos propósitos pueden diferir significativamente y pueden cambiar con el tiempo. Una invención, o una versión más desarrollada de la misma, puede servir para fines nunca previstos por su(s) inventor(es) original(es) o incluso por otras personas que vivían en el momento de su invención original. Como ejemplo, considere todos los tipos de plástico desarrollados, sus innumerables usos y el tremendo crecimiento que esta invención material todavía está experimentando en la actualidad.
Los inventos salen al mundo de diferentes maneras. Algunos se venden, otorgan licencias o se regalan como productos o servicios. Simplemente exhibir arte visual, tocar música o tener una actuación hace que muchas invenciones artísticas salgan al mundo. Creer en el éxito de un invento puede implicar riesgos, por lo que puede ser difícil obtener apoyo y financiación. Las subvenciones, las asociaciones de inventores, los clubes y las incubadoras de empresas pueden proporcionar la tutoría, las habilidades y los recursos que necesitan algunos inventores. El éxito en sacar una invención al mundo a menudo requiere pasión por ella y buenas habilidades empresariales. En la teoría económica, las invenciones son uno de los principales ejemplos de "externalidades positivas", un efecto secundario beneficioso que recae sobre quienes están fuera de una transacción o actividad. Uno de los conceptos centrales de la economía es que las externalidades deben internalizarse; a menos que las partes puedan capturar algunos de los beneficios de esta externalidad positiva, las partes recibirán una recompensa insuficiente por sus inventos, y la recompensa insuficiente sistemática conducirá a una recompensa insuficiente. -inversión en actividades que dan lugar a invenciones. El sistema de patentes captura esas externalidades positivas para el inventor u otro propietario de la patente, de modo que la economía en su conjunto invertirá una cantidad óptima de recursos en el proceso de invención.